sábado, 5 de diciembre de 2015

Gracias

Ayer viernes de buena mañana fuimos a Calatayud. Recorrido por el museo antes que que llegue nadie para ver si todo está en orden, que parece que si. Los nuevos folletos explicativos de Bilbilis ya están colocados en los anaqueles y en el depósito. Era urgente que estuvieran para el puente y lo han estado. La imprenta ha cumplido y antes que ella los demás también, pero como somos nosotros mismos y el Ayuntamiento, no lo diremos en voz alta para no darnos importancia. Lo importante es el publico y la información que se les facilita.
Seguidamente una parada técnica para almorzar con los amigos y paso por la farmacia para recoger algunas cosillas, como siempre.
De nuevo al museo y salida momentánea a la redacción de La COMARCA para recoger el ejemplar de esta semana con mi aportación permanente, con los Quejidos y Lamentos que vamos ya casi por los noventa, es decir que antes de que tomen posesión los nuevos cónsules y sus acólitos, habremos llegado al centenar y Cayo, Marco, Lucio y algunos otros vivos a muertos, seguirán con su historia en la que recorremos tanto las provincias occidentales con las que comenzamos como las orientales y la propia Roma y sus cavernas políticas.
Otra vez a la calle para coger el coche e ir a Cervera de la Cañada porque un ciudadano ejemplar de aquella localidad, Sergio, nos contactó para que fuésemos a ver y si procedía a recoger unas piezas fragmentadas de unos relieves que le parecían antiguos y por si acaso nos lo comunicaba como es preceptivo aunque no todos lo hagan.
Allí fuimos con un buen amigo y nos enseñaron las piezas. No se trata de elementos antiguos que hubieran podido pertenecer a una ermita o iglesia antigua sino que se trata esta vez de unos relieves modernos con representación de escenas de corte agrícola, vegetación, etc., que formaron parte de unos elementos decorativos de jardines que alguien tuvo en una finca y cuando se cansó de ellos o se rompiesen, terminaron en una escombrera y al cabo del tiempo volvieron a emerger a superficie momento en el que nuestro comunicante, ante la duda de si podían ser o no actuó como un buen ciudadano responsable y entró en contacto con nosotros para que tomásemos la iniciativa como así se ha hecho en el plazo de una semana.
El hallador queda libre por lo tanto de hacer lo que desee con ellos y ha decidido conservarlos y ponerlos a su vez en algún espacio de una bodega o incluso al aire libre, es decir reciclamos aquello que puede servir nuevamente para decorar y recordar vagamente al patrimonio.
Lo importante, que aplaudimos desde aquí es que un ciudadano encontró algo que le hizo pensar que podía tener interés patrimonial y contactó con quién pudiera tomar cartas en el asunto, el Museo de Calatayud, como así hemos hecho y todos contentos.
Aprovechamos la ocasión para visitar unos kilómetros mas adelante una explotación de cantera de calizas a cielo abierto y de regreso como ya era hora y el estómago ll denunciaba, nos detuvimos en la Venta de Malanquilla, algo tempraneros, para tomar un bocado consistente en unas ensaladas sencillas y de segundo conejo escabechado y mi compañero un par de perdices escabechadas. Una cuajada y un café sellaron la mañana, así que de regreso a Calatayud, nueva vuelta por el museo ya cerrado y seguidamente para Zaragoza.
Un día aprovechado, con el recuerdo de lo que pudo ser y no fue, pero también con la satisfacción de que cada vez hay mas gente comprometida con el patrimonio y que si esta vez no ha sido, la próxima tal vez lo sea. Gracias amigo Sergio de Cervera de la Cañada. MMB

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