Domingo. Continúa el descanso. Y hoy, desde la perspectiva, no nos queda
más remedio que analizar el trabajo dela semana pasada. Dejando a un
lado las inclemencias del tiempo, la excavación no hace más que
refrendar el caótico fin de Bilbilis. Expolio de materiales, la
marmorización de la que tan orgulloso se sintieron en los siglos pasados
convertida en cal. El Cardus Maximus que unía las termas y el foro y
que su día debió ser frecuentada por el ínclito Marcial, despojadas de
sus losas e invadida por construcciones. Una triste imagen de la altiva Bilbilis en su tiempo orgullosa capital de una región cuyo teatro competiría con el de la mismísima Caesauagusta, capital de Conventus,
y siempre rival. Los material recuperados nos hablan de esta
decadencia,a preciandose una reducción de vajillas procedentes de
lejanos lugares o tan extendida y popularizad como las elaboradas en los
alfares tritienses, frente a producciones locales o comarcales como las
de Villarroya de la Sierra que las sustituyen.
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