Este verano el yacimiento de Valdeherrera, ciudad celtibérica, ha cumplido su cuarta campaña de excavaciones, continuación de la iniciada en una finca donada para estos trabajos, que de manera desinteresada, efectuaron los descendientes de Manuel Esteban y Pilar Sánchez.
Declarado el yacimiento recientemente BIC, Valdeherrera está llamada a convertirse en un referente de la arqueología aragonesa. Los resultados alcanzados así lo indican.
Actualmente se han excavado aproximadamente unos 800 m2 lo que ha posibilitado descubrir una manzana de casas algunas de cuyas estancias estaban ricamente decoradas con pavimentos de opus signinum decorados con motivos geométricos, así como restos de pintura y un techo de casetones pertenecientes al IEPP (primer estilo de Pintura Pompeyana) que se encuentran entre los más antiguos de cuantos se han localizado en España. Tanto los pavimentos, como las pinturas, están actualmente siendo restaurados para su pronta exhibición en el Museo de Calatayud. Estas viviendas, construidas en la segunda mitad del s.II a.C., corresponden a un momento de restructuración del territorio durante la conquista romana en el que se construyen nuevos asentamientos urbanos (en sustitución de los antiguos) en los que se adoptarán esquemas de urbanismo plenamente itálicos.
Se han recuperado varios proyectiles de catapulta, así como varios glandes (proyectiles de onda) que sumados a los niveles de incendio localizados en el transcurso de la excavaciones, denotan un final violento de esta ciudad que hay que poner en relación con los acontecimientos bélicos vinculados a las guerras sertorianas (83-72 a.C.).
A pesar de la destrucción de la ciudad, la zonas `permaneció ocupada, en parte, por un pequeño asentamiento altoimperial que perduró hasta el siglo V o VI aproximadamente, momento al que pertenece la necrópolis de inhumación localizada en el transcurso de la excavación que se ubicó entre las ya arruinadas viviendas.
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