Hemos documentado la transformación de la ciudad a partir de la
segunda mitad del siglo II. Cómo se debatió en el Congreso Internacional
celebrado en marzo de este año en Cartagena :¿Crisis urbana a finales del Alto Imperio? La evolución de los espacios cívicos en el Occidente romano en tiempos de cambio (s. II-IV d.C.)los
primeros atisbos de aquella crisis del siglo III ya estaban presentes a
finales del siglo II como hemos podido apreciar en Bilbilis. Un humilde
horno, caleras y estructuras construidas sobre las tabernae (tiendas) abiertas al cardus maximus
de la ciudad, o incluso sobre éste, nos presenta un paisaje poco
idílico, muy lejos de la imagen de la ciudad que podíamos imaginar y que
nos obliga a modificar algunos aspectos sobre su estudio. Que en pleno
centro de la ciudad se esté quemado el mármol para extraer cal,
esculturas, molduras, plaqueados… todo procedente del teatro cuya vida
apenas llegó a 150 años, nos habla de una ciudad ya en declive lejos de
su imagen del siglo anterior y hace plantearnos muchos aspectos. ¿Son
ciudades fallidas?, o ¿simplemente ciudades creadas por/para una
función?: la de ser de escaparate de un nuevo tiempo, servir de
elementos de romanización y de aculturación para/cara los indígenas, y
una vez cumplido, hay que señalar que con éxito, pasar a un segundo
término.El planteamiento de esta hipótesis es tentador. Bilbilis no es un caso aislado, como pudimos comprobar en Cartagena.
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