
Ha
pasado ya casi una semana desde que finalizó la IX campaña de
excavaciones en Valdeherrera. Como es habitual unos objetivos se han
cumplido y otros han quedado a medio camino. Empezando por lo negativo:
ha sido imposible finalizar el sondeo estratigráfico que se realizó al
este de la parcela con el que pretendíamos establecer y valorar el
potencial arqueológico de la zona. Únicamente pudimos establecer dos
secuencias, la superior o superficial que correspondía con la plantación
de la viña y una unidad anterior que identificamos con un relleno
agrícola para nivelar la finca y facilitar su uso agrícola, la presencia
de cerámica estannífera (series tardías de Muel) y ollería plumbífera
moderna sitúa ambos a comienzos del siglo XX. El sondeo de 16m2 solo
permitió profundizar 90 cm. de los 2 m previstos, la colmatación de la
tierra, y la urgencia de otros trabajos nos hizo optar por “aparcar” el
sondeo en vista de la imposibilidad de alcanzar este año el objetivo. En
la 1 y 2 campaña se efectuaron varios sondeos similares que no fueron
concluyentes al ser negativos en tanto no se documentaron estructuras
(también es cierto que la ausencia de restos es indicativo y debe
valorarse en su justo punto), de cualquier manera el nivel inferior de
los sondeos realizados en 2005 presentaba una potente acumulación de
hasta 30 cm de cenizas, el cual queríamos volver a documentar este año
para poder constatar más claramente una destrucción violenta de esta
zona de la ciudad, frente al abandono de las estructuras que estamos
excavando actualmente Ínsulas 1 a V.
La aparición de un glande de
honda, así como de un regatón de lanza (cono de hierro que se fijaba en
la zona inferior de las lanzar que facilitaba que ésta se clavase o
apoyase en el suelo, así como también actuaba de contrapeso), junto al
hallazgo otros años de más glandes e incluso de dos proyectiles pétreos
de balistas (máquina para lanzar mediante torsión proyectiles de piedra
o dardos de hierro)…. No hace más que reafirmarnos en un acontecimiento
bélico como causa de la destrucción de la ciudad que afectó de manera
muy desigual a sus sectores urbanos. Unos fueron incendiados, como el
que hemos querido identificar en la zona este de la finca en la que nos
encontramos excavando (incluso en el terraplén del camino se aprecian
los niveles de incendio, y otra zona, la que corresponde a la zona que
estamos excavando que no fue incendiada pero si destruida y abandonada
tras la recuperación de todo elemento reaprovechable: es sintomático la
ausencia de metal, y vajillas de mesa, principalmente hemos recuperado
elementos de almacenaje, lo que nadie se lleva por su peso y
dimensiones. Ya con anterioridad hemos mencionado que vinculamos esta
destrucción con las guerras sertorianas (aquí aprovechamos para anunciar
que muy pronto, es cuestión de la editorial, se va a publicar
Valdeherrera I, con la historiografía del yacimiento, primeros
resultados, contexto de la ciudad en el mundo celtibéricos…). Con toda
lógica Valdeherrera estuvo involucrada en esta guerra ya que es
improbable que pudiese permanecer ajena a la conquista de Bilbilis por
Sertorio en el 77 a.C. y su posterior pérdida a manos de Metelo en el 74
a.C. (Str. 3.4.13.), de hecho, su destrucción violenta debió ser
paralela a la de Segeda II. La aparición de matrices monetales para la
acuñación de denarios de Bolskan (en manos de particulares) permite
vincularla con el bando sertoriano, proponiendo que Valdeherrera II, el
sector urbano en el que actualmente nos encontramos trabajando, bien
pudo actuar como su base de operaciones respecto a la Meseta y
Celtiberia, al disponer de mejores comunicaciones que cualquier otra
ciudad del entorno, gracias al eje Jalón-Jiloca que hace que desde ella
se pueda controlar los accesos a la Meseta, al valle del Ebro y al
litoral mediterráneo
Las excavaciones de Valdeherrera han aportado
un significativo lote de acuñaciones procedentes de cecas beronas,
territorio contra el que marcho Sertorio en la campaña del 76 a.C. (Tito
Livio XCI). Su volumen es superior al de las cecas de entono que
debieran ser mayoritarias, pero en nuestro caso son las emisiones de
Bolskan, beronas y vasconas las que dominan. No cabe duda que la
información que podamos obtener de estas excavaciones clarificarán
bastante las narraciones que nos han dejado las fuentes escritas, en
algunos casos confusas y discutibles (CSP)